Todos los fines del mundo
El fin del amor es siempre el fin de un mundo. Uno de los principales escenarios de esta historia se desarrolla en un Madrid distópico, donde el clima es incontrolable, en especial las oleadas de calor. En este Madrid se viaja en Hypers (un sistema de tubos al vacío, más rápidos que un avión), mientras que las personas viven en micro viviendas. Es ahí donde Angélica conoce a Manu y Susana, dos jóvenes como ella; los tres coinciden en un bar, y pasan juntos una alerta climática que les impide salir a las calles a la vez que los une de forma definitiva. Rápidamente surge entre ellos una amistad que definen como “interespecie”. No se podría decir que solo son amigos, pero tampoco que son amantes; están envueltos en un vínculo triangular intenso, y se ven a todas horas. Pero algunos obstáculos —como la pandemia de COVID y luego la vida misma—, les impedirá seguir juntos. Cuando Angélica termina sus estudios en producción teatral, debe dejar Madrid y regresar a México, y es cuando se da cuenta de que no puede vivir sin ellos. En el duelo de esa ruptura, la narradora escribe una novela para Susana y Manu, una distopía en la que se imagina un futuro en el que el fin del mundo está sucediendo. Una novela para no perderlos. Para rodear el dolor y plantear un futuro sin dudas.