Reseña

Esta obra consta de cinco capítulos. En el primero el autor presenta tres modelos para observar las formas conflictivas de las relaciones entre el Estado y la sociedad, en particular cuando algún tipo de violencia caracteriza, en un sentido importante, dichas relaciones. Todos estos modelos se caracterizan por comprender 1) el déficit de las capacidades estatales para hacer valer sus mandatos; 2) la disputa de otros actores ante las pretensiones del Estado para ordenar, de manera soberana, la vida social en un espacio determinado; 3) contextos de inseguridad (extrema) y 4) el uso de la violencia (colectiva, política y/o criminal) para dirimir conflictos y establecer lazos sociales entre las partes. El tercer modelo —“el orden social local”— es una aportación personal al debate académico, que le permite enmarcar mejor los fenómenos de la violencia. Asimismo, en esta parte del libro el autor define qué entiende por violencia y distingue entre violencia colectiva, violencia política y violencia criminal.
En el segundo capítulo el autor se ocupa de la represión política que sufrió la población mexiquense de San Salvador Atenco el 3 y 4 de mayo de 2006, como resultado de una serie de eventos violentos entre policías municipales, estatales y federales y un grupo de floristas, militantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y actores foráneos solidarios con los frentistas. El saldo de este episodio de violencia fue de dos personas muertas (un menor de edad y un estudiante), varias centenas de lesionados de ambos bandos, retenciones ilegales de policías por parte de frentistas, innumerables cateos a domicilios sin órdenes de aprehensión llevados a cabo con un uso desproporcionado de la fuerza, 204 personas detenidas, al menos 27 violaciones sexuales y, además, violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos de los manifestantes y pobladores de Atenco. Algunos de los líderes del Frente y supuestos instigadores de la desobediencia a la autoridad fueron juzgados y encarcelados en penales de máxima seguridad acusados de diferentes delitos, entre ellos el de crimen organizado.
En el tercer capítulo el autor estudia el levantamiento armado de las “autodefensas” civiles en el estado de Michoacán, que inició a finales de febrero de 2013. Para entender la movilización armada de un segmento de la población de estos lugares, describe el origen, organización y funcionamiento del orden social del narcotráfico y el crimen organizado— orden que emergió y se configuró entre 2000 y 2012 como resultado de la presencia de los denominados cárteles de los Zetas, la Familia Michoacana y los Caballeros Templarios y sus disputas por el control de la producción y tráfico de drogas, actividades delincuenciales como extorsión, robo, despojo y secuestro, la explotación ilegal de recursos naturales, la corrupción de autoridades públicas y el sometimiento de la población local. Las autodefensas se alzaron justamente contra esta situación con el fin de restablecer el orden social anterior a la aparición de la expoliación y violencia desenfrenada de los Templarios. Su constitución y movilización exitosa obligaron al gobierno federal a intervenir en el conflicto, decisión que trajo consigo un aumento de la violencia y de violaciones de los derechos humanos de la población.
En el cuarto capítulo examina lo sucedido la noche del 26 de septiembre de 2014 en la ciudad de Iguala, Guerrero, cuando estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, ubicada en la población de Ayotzinapa, fueron perseguidos, reprimidos, asesinados y desaparecidos por integrantes del grupo criminal Guerreros Unidos con el apoyo de miembros de las fuerzas públicas municipales, estatales y federales y el ejército. Aquí reconstruye las tramas de interacciones de violencia política y criminal que tuvieron lugar esa noche, pero, además, indaga sobre las condiciones de posibilidad que hicieron factibles dichos crímenes. Para ello, el autor se remonta al pasado para enlazar las madejas de distintas historias: la del normalismo rural posrevolucionario, la de la guerra contra las drogas y la de la “guerra sucia” de los años setenta, la de la crisis de seguridad en Guerrero a mediados de los años noventa y su réplica, una década después, en el marco de la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado.
En el quinto y último capítulo el autor sintetiza los argumentos centrales de este libro a la luz del conjunto de conceptos utilizados para la comprensión de la violencia colectiva, la violencia política y la violencia criminal. Además, expone a detalle la metodología empleada.