Arrebatos carnales
¿Por qué oscura razón la historia oficial ha subido a los grandes protagonistas de nuestra historia a enormes columnas de mármol blanco como si se tratara de figuras sacralizadas, santificadas, carentes de la menor pasión carnal? ¿Se trataba de proyectar la imagen impoluta de destacados actores de nuestro pasado o más bien observar su comportamiento en su más exquisita intimidad? En nuestra actual realidad, descubrió el fuego, el idilio que consumía a Melchor Ocampo, uno de los padres de la Reforma en el siglo XIX; a Díaz Ordaz, el jefe del Ejecutivo que padeció los horrores del movimiento del 68; a Venustiano Carranza, uno de los supuestos inspiradores de la Constitución de 1917; a Felipe Carrillo Puerto, el gran líder henequenero, feroz enemigo de la esclavitud yucateca; sin olvidar la configuración psicológica de un influyente inquisidor del siglo XVII en México.