Ejecutar ejecutando
El entorno laboral tradicionalmente recompensa la creación de estrategias innovadoras. Se valora con especial interés la planeación que va más allá de lo convencional y que promete encontrar la solución a un problema, alcanzar altos índices de ventas o cimentar las bases de un nuevo rumbo empresarial. Sin embargo, se presta poca atención al valor de la ejecución de todos los planes, ya que este proceso implica un esfuerzo significativo, una tenacidad constante para realizar ajustes inesperados y la capacidad de reformular los objetivos cuando sea necesario. Y la verdad es que a un directivo no se le reconoce tanto por los planes que hace como por los resultados que logra. Planear es bueno, ejecutar es mejor. El arte de llevar a la realidad una estrategia para conseguir los resultados esperados.