Cuentos de humor y de horror
H.H. Munro Alias Saki (1870-1916) nació en Birmania, hijo del inspector General de la policía británica; su madre murió al poco de nacer él, por lo que fué enviado a Inglaterra al cuidado de dos viejas tías solteras, empeñadas en una infatigable guerra doméstica, que le amargaron la niñéz. En esta infancia desdichada, apuntó Graham Greene, está la clave de la crueldad atildada que constituye la nervadura de casi todos sus cuentos: nadie como él maneja el humor tétrico que otorga carta de trivialidad a lo horrible.
En estra primera entrega de cuentos de Saki se puede pronosticar lo que Tom Sharpe, eminente sakiano decía de él: «Si empiezas un relato de Saki, lo terminarás. Cuando lo hayas terminado querrás empezar otro, y cuando los hayas leído todos nunca los olvidarás. Se convertirán en una adicción porque son mucho más que divertidos».
Otro gran cuentista, Roald Dahl, escribió «Sus mejores historias son siempre más bellas que cualquier obra maestra de cualquier otro escritor».