No se come carne de aquello que sonríe
Editar poesía es un roce, un viaje largo. Editar a Fátima Vélez Giraldo fue
recolocar reordenar el hueco que nace de la mano. Estar cerca del gusano, de la rata. Ser más animal que el animal más animal. Acercarme para probar esa esquina líquida que no hace daño.
Este libro es un primer beso.