Reseña

Cuando tenía 34 años, Diane Di Prima escribió "Memorias de una beatnik", una mezcla de autobiografía y ficción, donde muestra su ruptura con los hábitos culturales impuestos a las mujeres en los años cincuenta, y su exploración de formas alternativas de ser mujer y escritora. Ya cerca de los 70 años, retomó la tarea de registrar las tres décadas formativas de su vida en Nueva York en "Recuerdos de mi vida como una mujer". Se trata de un relato multi-testimonial en el que los recuerdos se yuxtaponen con cartas, sueños, fragmentos de diario, complejo por su estructura temporal. El hilo conductor del libro, como ella indica, radica en “entender los mensajes que recibí sobre como ser mujer”. Condición que marca toda la infancia y adolescencia, e incluso su participación y protagonismo como poeta y activista en la emergente vanguardia artística de Nueva York. Entretanto podemos atestiguar el penoso proceso de “americanización” de sus padres como segunda generación de inmigrantes italianos, la violencia familiar, el agobio que representa la belleza para las mujeres, y el rol de tener que convertirse en el sueño o deseo de alguien. Destacan, sobre todo, varios aspectos de su vida que documenta ampliamente: la ambivalencia sexual al llegar a la universidad, donde camina “con pasos pesados por la ciudad como un extraño híbrido: ni gay ni heterosexual, ni marimacho ni femenina” y su bisexualidad, que narra con una naturalidad envidiable. Podemos ver en detalle su vida como madre soltera y su significativa participación en el círculo de poetas y artistas que desarrollan en la Costa Este una vanguardia marginal y autogestiva. Ese ambiente rebosante de la postguerra que reunía a los poetas de la escuela de Nueva York, el grupo Black Mountain, el movimiento Beat y a artistas innovadores en el teatro, la música y la pintura como Frank O’ Hara, Michael McClure, Larry Wallrich, Freddie Herko, Amiri Baraka, Audre Lorde, Charles Olson, Alan Marlowe, Allen Ginsberg, Andy Warhol, entre muchos otros. Nadie como Di Prima para evocar esos años de la vanguardia neoyorquina, de la que surge toda la poesía y el arte de la segunda parte del siglo XX en Estados Unidos.

Rubén Medina