Reseña

En Pequeña sonrisa boba, una mujer, que nunca nos revela su nombre, abre su historia con la decisión de ser infiel a su esposo. Con esa acción nos sumerge en su mente, en sus opiniones y en sus deseos, así como en sus perversiones. La narradora nos da hilos de conciencia, en los que a veces se miente y a nosotros también, cada uno de ellos los inicia con un axioma que, a su vez, anticipa lo que nos revelará o nos ocultará, porque en lo que calla o se reserva también se extiende una historia. se divide en tres momentos: el primero, cuando decide irse a la cama con J., “Todos sabemos cuándo nos iremos a la cama con alguien”, dice. El segundo, cuando se entera de que su esposo también tiene una amante, entonces cae en un limbo entre la culpa y el morbo. Se debate entre confesarle que sabe lo de su amante porque ya no puede con el dolor que siente y hasta cierto punto cree merecer o mejor callar, pues si de algo está segura es de que no quiere dejar a su amante: “Quiero sentirme guapa, única, adorada por dos hombres, pero sin el conflicto, sin el dolor”. El tercero, cuando encara a su esposo y se arrepiente de haberle dicho después de que él se torna sumiso y atento, lo que ella desdeña. Sin embargo, la decisión final del esposo, que parecía obvia, es decir, quedarse con ella y las hijas de ambos, sorprende a la protagonista que ya no puede decirnos más y nos deja tanteando la oscuridad.