Los caminos, puentes y desagües en el joven Estado de México, 1824-1835
El Estado de México, situado en el centro del país, fue cruce de una infinidad de
rutas, abarcaba alrededor de 115 000 km; sin embargo, aunque este era uno de los
territorios más grandes de la nueva nación mexicana, no tenía una estabilidad
económica, política y social, y por el contrario, prevalecía una mala organización y
desorden, no existían autoridades competentes en las localidades, muchas veces
estos funcionarios locales abusaban de la gente, en el pago de impuestos y en
cubrir las necesidades de los pueblos con los servicios adecuados.
La formación del Estado de México, entre 1824 a 1845, fue difícil, además de
ser uno de los estados más grandes, la entidad se caracterizó por una
efervescencia política, social y económica. Hubo una lucha de facciones entre
grupos de poder, segregaciones territoriales, levantamientos armados, aunque la
economía era principalmente agrícola y ganadera, con una creciente actividad
minera, era inestable; existía un escaso desarrollo en la manufactura artesanal y
había diferencias regionales.
Las vías de comunicación fueron esenciales para el traslado y comercio de
estos productos. Sin embargo, la Guerra de Independencia y el clima, como las
lluvias en la entidad, perjudicaron en gravedad estos pocos caminos, algunas
regiones necesitaban puentes para conectar entre dos puntos; otras padecían de
inundaciones por las fuertes lluvias y necesitaban de obras como desagües para
dar cauce a las aguas pluviales; finalmente, varias regiones del estado
mexiquense necesitaban presas para almacenar el agua y usarla, principalmente,
para la agricultura y ganadería. Desde la época virreinal a la entonces intendencia
de México, a pesar de que gozaba de ciertos privilegios por encontrarse en el
centro, carecía de una fuerte estructura en obras como caminos, puentes,
desagües y presas necesarios para el desarrollo económico y social, había poca
atención en estas obras arquitectónicas, varias de las vías de comunicación eran
veredas zigzagueantes, por el tipo de geografía que se tenía en el territorio.