Vida y milagros de un cura ateo
Al cura Mateo, salvo aquellas exageradas, escasas y muy desgastantes manifestaciones artísticas de la voluntad, siempre lo dominó el azar, que jugó con él obstaculizando lo que fuera su mayor obsesión: regresar a Acapulco. Queda en el terreno de la fe el que lo haya logrado.