Yo soy el otoño
Servando se va de viaje a los Estados Unidos tras la muerte de su madre y de su abuela. En un duelo atravesado por la afortunada noticia de que heredó una casa, el joven decide confesarle su amor a su querida amiga Xime. Sin embargo, al encontrarse con ella, la posibilidad de un futuro compartido se diluye: Xime está enamorada de alguien más. A esta decepción se suma el hallazgo de que toda la mitología familiar de Servando está fundada en una mentira. En realidad, nunca fue hijo único; sino que tuvo un gemelo. Su hermano sufrió secuelas tan graves durante el parto que su familia se dividió y cada uno de sus progenitores prometió encargarse por separado de ambos hijos.