Dos símbolos de mexicanidad
Dos símbolos de mexicanidad
La llegada del ganado mayor a estas tierras, toros y caballos, traídos por los españoles a unas tierras no acostumbradas al pastoreo de ningún tipo de animales, muy rápidamente facilitó la reproducción de esos animales, que en muy pocos años llegaron a ser miles de cabezas de ganado. Esa reproducción acelerada planteó muchos problemas tanto a indígenas como a españoles (autoridades o personas de la sociedad). Por un lado, para los naturales eran una amenaza para sus cultivos, para los españoles el poco control que significaba que los animales anduvieran sueltos y con poca población para su manejo.
Fue gracias a la intervención del primer virrey de la Nueva España, don
Antonio de Mendoza, que tras escuchar las quejas de los indígenas y de los dueños del ganado, emitió en 1536 las primeras Ordenanzas de la Mesta que permitió que indígenas montaran a caballo para ayudar en las labores de cuidar de ese ganado, también los obligó a coadyuvar en la realización de herraderos para implantar las marcas de los propietarios de ese ganado y poder identificar al dueño e imponer las sanciones a quien no tuviera cuidado de que no hicieran daño.
Es a través de la participación de los indígenas que las practicas ganaderas traídas de España, se modifican en esta tierra y dan paso a una nueva forma de trabajar en el cuidado y trato con el ganado mayor; esas practicas dieron paso a que naciera una tradición muy mexicana, una forma de trabajar con el ganado, utilizando una reata elaborada con ixtle de los magueyes mexicanos, la necesidad de modificar la montura española para dar paso a la silla vaquera mexicana y también se tuvo que modificar la rienda española y dio paso a la rienda mexicana. Esos tres elementos marcan el nacimiento de un símbolo de identidad de lo mexicano, la charrería; esas mismas necesidades dieron paso,
con el tiempo a que también en estas tierras, surgiera una manera especial y peculiar de vestirse para realizar aquellas tareas, nace el traje del ranchero y posteriormente el traje de charro, otro símbolo de mexicanidad; esos dos elementos dan pauta para el título de esta obra; prácticas y vestimenta que nacen de la fusión de las dos culturas, la española y la indígena, para ser elementos distintivos e inequívocos del mestizaje.