Aparece en anacrusa el deseo
Beatriz Saavedra nos sumerge en un mundo de palabras que navegan entre lo tangible y lo etéreo, donde la poesía se erige como un puente hacia la esencia misma del ser. En su libro Aparece en anacrusa el deseo, cada poema es una ventana que revela las profundidades de la condición humana, explorando con delicadeza y vigor las tonalidades del alma y la vibrante realidad que nos rodea.
La poesía se convierte en un culto vigoroso, una memoria que se niega a ser pronunciada pero que reside en cada instante vivido, en cada delirio cotidiano que se torna lúcida transparencia. Saavedra nos transporta a un ascenso geométrico y luminoso, donde la conciencia pura se enfrenta a la muerte y a la forma. Aquí, la calma se libera en la consagración de la tierra, y la poeta se encuentra próxima al comienzo, en un constante renacer que es tanto personal como universal, entrelaza caligrafías de arena y noches sin luces, donde la ausencia se siente en cada laberinto de piel y la luz gravita en el filo del tiempo. La poeta toca el fondo calcinante de pausas oscuras, dejando intacta la palabra que resuena en la memoria.