Reseña

Desde 1945, el mundo enfrenta una crisis política y criminal sin precedentes, marcada por el terrorismo global, migraciones masivas, choques culturales, una crisis financiera sin consecuencias penales y una amenaza climática. La profesora Mireille Delmas-Marty, antes de su fallecimiento, abogó por una guía para navegar estas tormentas. En este contexto, los medios de comunicación, impulsados por intereses empresariales, desinforman a los ciudadanos, tratándolos como meros consumidores en un mercado publicitario.

Los penalistas y criminólogos poseen un legado intelectual que puede ayudar a la sociedad a comprender y resistir estas manipulaciones. Este conocimiento se basa en tres pasiones fundamentales: la defensa de la humanidad frente al poder del Estado, la búsqueda científica de las causas del delito y la lucha contra la inequidad en el sistema penal. Estas pasiones han guiado el desarrollo de un derecho penal humanista, promovido por figuras como Marc Ancel.
A lo largo de la historia, cambios paradigmáticos han surgido en respuesta a injusticias extremas. Personalidades como Concepción Arenal y pensadores como Hersch Lauterpacht han desafiado las normas establecidas para abordar problemas como la brutalidad del sistema penal y los crímenes contra la humanidad. La labor de los científicos penales es crucial para enfrentar los peligros actuales y promover un enfoque más equitativo y humano en la justicia penal.