Confesión
Agazapado en la oscuridad de su celda, en la noche previa a su ejecución, un preso recibe la visita de un sacerdote que acude a confesarlo. El criminal, atormentado por espantosas visiones y pesadillas, relata los hechos y las circunstancias que los propiciaron; pero, más que expiar su culpa, necesita respuestas. ¿Cómo es que un hombre bueno se convierte en asesino? ¿Es justo condenarlo a muerte sin antes conocer y valorar sus motivaciones? En "Confesión", Severo Amador construye, desde la voz del prisionero, un estudio de caso por medio del cual cuestiona un sistema que imparte justicia sin considerar que hay “cien, mil, una infinidad de causas que nos obligan a ser malos”, y que la mayoría de los delincuentes pueden “regenerarse por medio del amor puro, del esfuerzo de voluntad, del ejemplo, de la caridad, del trabajo, del remordimiento”. De igual modo, plantea la posibilidad de que la élite de la sociedad porfiriana fuera responsable de gestar a los criminales que se empeñaría en erradicar.