El príncipe
El príncipe
¿Por qué es tan excitante leer El príncipe de Maquiavelo?...
Tal vez porque remueve el sedimento de ciertas pasiones que creíamos superadas –o al menos fuertemente encadenadas por la cultura y la ética–, ya que, al ir leyendo, se nos revela una emocionante tendencia que no acabamos de admitir como propia, pero que se nos impone con gran frescura y naturalidad; pues en cada uno de nosotros se esconde un príncipe voluntarioso, un astuto zorro de la política, un ser dominante y poderoso que espera el momento para dar el mordisco y arrancarle la vida a un gran trozo de poder.
De eso se trata este libro, y es un morboso placer po- nerlo en manos de los lectores, porque más que un clásico de la teoría política, es una conmoción psicológica, una especie de catarsis.
No sería exagerado decir que nadie ha tratado el tema de la política como lo hizo Maquiavelo, por lo menos nadie con el candoroso cinismo que lo caracteriza y que se ha convertido en un adjetivo de uso común: lo “maquiavélico”.