Realidad, saber y logos
Los filósofos modernos y contemporáneos se caracterizan porque en sus diversas teorías sobre el conocimiento se decantan por uno de sus modos y pretenden establecerlo como el fundamental y del cual se derivan, en todo caso, los demás.
Pero es necesario afirmar ya con toda energía que el saber en el ser humano es radicalmente plural desde sus inicios: que el saber –parafraseando a Aristóteles– se dice de varias maneras, porque las disposiciones del alma humana a la verdad son variadas y en cada una de ellas se hace presente la realidad de un determinado modo, sin detrimento de los demás. De esta manera, son igualmente importantes todos los modos del saber humano sobre la realidad, aunque sean tan distintos entre sí. El saber que da la tradición es tan importante como el saber artístico, el científico, el filosófico o cualquier otro tipo de saber que nace de alguna de las disposiciones del “animal que tiene logos”.
La filosofía moderna y contemporánea ha hecho múltiples teorías sobre el conocimiento, variadas epistemologías; pero ha pasado por alto que cada modo de saber tiene su raíz en una correspondiente disposición del alma a la verdad. Por ende, para remontar el “epistemologismo” moderno es necesario elaborar una filosofía de las disposiciones anímicas en torno a la verdad y su relación con la realidad que la hace posible.