Hemos descendido al caos
En esta colección de relatos de interioridad tortuosa, de complicidades
mudas, de epifanías sutiles, Isabel Hion construye, con una prosa
cálida y precisa, un muestrario de voces que nos convierten en confidentes
de cruentas relaciones entre padres e hijos, situaciones cargadas
de simbolismo onírico, de personajes que comparten una melancolía
poco común en la narrativa breve contemporánea.
El título Hemos descendido al caos contrasta provocadoramente con
el delicado orden que rige cada una de estas piezas, que van de la
ficción brevísima de “Persistencia” a la prolija colección de informes
surrealistas sobre la cirugía de los hombres-pájaro en “De sonus”, en
donde, sin recurrir a ninguna de las convenciones del cuento de
terror, Hion nos acerca también a lo monstruoso. En “Ícaro; o de la
templanza”, relato que contiene claves cruciales para comprender
este libro, nos encontramos con imágenes de una belleza singular:
“Poner en su frente, con pulso de cirujano y la fe de un niño, el
cúmulo de nube y esperar que éste se derritiera en su rostro…”. Así
parece haber escrito la autora cada uno de estos textos, con ese
pulso y esa fe, con una tristeza sonriente y una confianza tenaz en la
capacidad de la literatura para acompañarnos en el descenso al caos
y ayudarnos a subir de nuevo.