Reseña

En nuestro país la paridad de género es un principio constitucional que permite asegurar la participación equilibrada, justa y legal de las mujeres en toda su diversidad, lo que garantiza una representación igualitaria en todos los espacios de toma de decisiones. De esta manera, la paridad es una medida para respaldar que la voz de las mujeres sea escuchada en todos los niveles de participación, y al mismo tiempo permite el acceso efectivo a sus derechos fundamentales, a una redistribución de las oportunidades y del poder en la toma de decisiones en todas las esferas de la vida. Por ello, su implementación supone una transformación de las instituciones, de la vida social y de las familias a fin de derruir estereotipos y roles que minimizan el avance hacia la igualdad sustantiva.

Si bien la lucha por la paridad de género nació de la necesidad de equiparar las oportunidades de las mujeres en el ámbito político, la importancia de la participación efectiva de las mujeres en otros espacios como en la Administración Pública Federal (APF), es impulsada desde el Inmujeres con el Programa Nacional de Igualdad entre Mujeres y Hombres, el cual establece en su línea de acción 5.1.1 Promover el principio de paridad en la designación de nombramientos en mandos directivos de la Administración Pública Federal (Diario Oficial de la Federación, DOF, 2020)
De la misma forma, desde 2022, la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres establece como uno los objetivos del Sistema Nacional “dar seguimiento a la implementación del principio constitucional de paridad de género; y en tal virtud deberá presentar un informe anual de los avances en la materia” (artículo 26, fracción V) (DOF, 2022).
A partir de lo anterior y de la mano de la Secretaría de la Función Pública (SFP) se generó un cuestionario de 52 reactivos que permitió conocer la implementación del principio constitucional de paridad en la APF con tres ejes clave: ingreso, desarrollo de carreras laborales y ascenso de las mujeres, incluyendo los temas de cuidados, acoso y hostigamiento sexual y masculinidades, toda vez que pueden significar obstáculos para la plena participación de las mujeres en el ámbito laboral.
Con los resultados de este cuestionario se generó un diagnóstico de paridad, que permitió conocer que hay 1,663,522 personas trabajadoras en la APF, siendo ligeramente mayoritaria la presencia de mujeres con 50.6% frente a 49.3% de hombres. Asimismo, se refleja la predominancia de mujeres en edades de 20 a 50 años.
De igual modo las mujeres se encuentran en el rango de antigüedad de 0 a 5 años, lo que significa que se ha impulsado el ingreso de las mujeres en la APF, sin embargo, se concentran mayoritariamente como empleadas de base. Aunque las mujeres se encuentran en la modalidad de contratación que les ofrece mayor certidumbre en el empleo, lo cierto es que se enfocan en las posiciones de menor jerarquía y de menor salario.
En consonancia se observa que, en el nivel de equivalencia, la presencia de mujeres es mayoritaria sólo en los puestos operativos, mientras que en los puestos de toma de decisiones los hombres son mayoría en diez de los 12 niveles de la APF.
Con estos datos de fondo y a fin de poner manos a la obra, el Inmujeres generó la Guía que hoy presento con orgullo, pues fue parte de un trabajo interinstitucional con las instituciones integrantes e invitadas del Sistema Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (SNIMH).
Esta Guía incluye lineamientos imprescindibles para impulsar e implementar la paridad en la APF, que van desde modificaciones normativas al interior de las instituciones que posicionen el principio de paridad, así como acciones estratégicas (concursos únicos para mujeres y reglas de alternancia), hasta impulsar la participación equilibrada de las mujeres en foros, reuniones de alto nivel y contar con presídiums paritarios.
Alcanzar la paridad será posible con el compromiso de las instituciones para la implementación de políticas y programas que contemplen visión de cuidados, a fin de liberar tiempo y cargas de las mujeres e impulsar a los hombres para ejercer nuevas formas de ser padres desde masculinidades distintas; es por ello que los lineamientos también incluyen acciones en la materia, así como el fomento decidido para fortalecer el liderazgo y las redes de mujeres.
Para hacer realidad esta ruta definida por los lineamientos, esta Guía ofrece una metodología de ágil aplicación, que permitirá poner manos a la obra para hacer realidad el principio de paridad y alcanzar la igualdad sustantiva de las mujeres y hombres, rumbo a la consolidación de sociedades más democráticas e inclusivas. Estamos dejando una base sólida sobre la cual pueden construirse futuros inclusivos para las mujeres y niñas mexicanas.