Humedales de mi centro
Humedales de mi centro en un poema de largo aliento, femenino y erótico, en el que Perséfone, voz lírica posmoderna y poderosa, expone los diferentes tipos de amor proferidos por los hombres como parejas. Philia es de carácter intelectual, espiritual, de charlas filosóficas y literarias, de cafés, museos y arquitectura, pero no el más atrayente en lo sexual. Eros, en cambio, se desborda en el placer de los sentidos. Con él, Perséfone se reconoce “mujer de ombligos”, apegada a su propia corporalidad, a sus deseos yacentes; sonidos, aromas, sabores, dolor y placer llenan su universo, donde los fluidos y efluvios estimulan los sentidos y conectan el cuerpo con el alma. Finalmente, Pragma completa los requerimientos amatorios de Perséfone; amor de responsabilidades, de intimidad y conocimiento mutuo; amor monótono, de platos y ropa sucios, de intentos de seducción fallidos, pero también de la estabilidad del hogar ideal para engendrar hijos. Así, Perséfone, mujer compleja y con un alto grado de exigencia, declara, sin tapujos, dueña de sí, los menesteres amatorios de una mujer tridimensional, con capacidades y necesidades físicas, espirituales, intelectuales, afectivas, sensoriales, sexuales, etc., donde no se limita a un solo plano o a un solo rol dentro de lo socialmente aceptable, sino que se desdobla en todos los aspectos que le son importantes, en todos los humedales de su centro, fértiles más allá de la reproducción humana, y que, de manera valiente, muestran la riqueza de la naturaleza femenina.