Mujeres de sal y arena
Mis abuelas, bisabuelas y tatarabuelas con sistemas de lealtades, necesitaban que una de sus nietas mujeres que tuvieran el valor de abrir la caja de pandora y hacer que sus mágicas vidas se volvieran reales, y que pudiera yo develarles el velo, así como yo lo hice pues traía en su mismo ADN el deseo de ser mujeres de libertad con el fuego del amor que ya traíamos impregnados en nuestra medula del corazón.
Mi viaje a Marruecos fue el detonador para poder sentir el verdadero amor del que las mujeres veníamos dotadas, desde que somos conformadas para dar vida, que representa la contención, y el nutrir a otros desde nuestro cuerpo biológico, hasta la línea de la que fuimos escogidas como perlas sagradas venidas y engendradas por una arenita que ya había sido copulada desde el macho de los mares, por su ritual en el baile de la seducción, hechos para buscar a su hembra y no morir.
Por eso es que todas nos develamos el velo cuando llego Fatma mi Abuela Matriarca, Chamana, para poder ayudarnos a convertirnos en mujeres hechas de sal y arena y convertirnos de esclavas a reinas.