Dios no escucha el chillido de los cerdos
Bajo los ajustes de cuentas de bandas de narcotraficantes que tienen secuestrada la paz en el estado de Sinaloa, se cobijan una serie de crímenes que pasan por debajo de los escritorios de la policía local, hasta que en algunos de ellos se ven involucrados niños que son secuestrados para ser devueltos después sin daños de ningún tipo ni peticiones de recompensa, seguidos por el brutal asesinato de los papás (hombres) de cada niño. A esta primera conclusión llega Gunter Chávez, investigador de la policía, cuya labor inicia por la sospecha de abuso infantil, para encontrar una verdad de fondo aún más perturbadora, que rastrea los orígenes del mal en nuestra sociedad.