No es el viento el que disfrazado viene
El terrorismo de estado que el gobierno aplicó para combatir el movimiento encabezado por Lucio Cabañas en los 60's y 70's generó además de asesinatos un número impreciso de desapariciones forzadas y gran cantidad de desplazamientos de personas que abandonaron su terruño huyendo de la violencia ejecutada cruelmente en contra de la población civil por fuerzas armadas regulares e irregulares que al parecer tenían permiso para no respetar ningún tipo de derechos humanos. Los crímenes perpetrados por el ejército y grupos policiacos semi clandestinos que detuvieron arbitrariamente y aislaron, torturaron, ejecutaron y desaparecieron a cientos de personas, tuviesen o no relación con los movimientos guerrilleros, siguen en su mayoría impunes debido al gran poder que han significado las fuerzas armadas para la oligarquía y sus representantes en las instituciones del Estado.
Desde el primer momento hubo quienes perjudicados por aquella ola de violencia asumieron el riesgo de buscar a sus familiares aun sabiendo que podían correr la misma suerte. Ellos y ellas han protagonizado el lado más triste de esta parte de la historia. Jesús Bartolo, uno de los poetas mayores del Estado de Guerrero, siendo parte de las comunidades reprimidas y damnificado directo, no podía ignorar estos sucesos que lo dejaron igual que a muchos otros con una orfandad paterna que marcó su vida. No es el viento el que disfrazado viene es su manera de revisar los efectos de la mal llamada "guerra sucia" para que quienes no tengan acceso a esa información puedan conocer si no los datos precisos sí las emociones que persisten en miles de familias que fueron víctimas de ese periodo.
Este libro singular aborda esa problemática de un modo experimental que no se ciñe a géneros literarios sino que los insinúa y a veces los incluye: es una obra de teatro que cuenta a veces como un relato y que canta casi siempre como un poema la melancolía y el desasosiego de quienes esperan y buscan a sus seres queridos arrebatados por la fuerza. Se trata también de un ejercicio de auto conocimiento que los personajes realizan por el autor para llegar si no a un estado de tranquilidad al menos a un momento de empatía que lo acerque a quienes han pasado por lo mismo. Sin duda No es el viento el que disfrazado viene se convertirá con el tiempo, si no lo es ya, en una referencia del amor filial que persiste y lucha a pesar de todo.