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Órgano de choque en SARS-COV2
Esta obra consta de 3 partes: las dedicatorias, el proemio y la exposición de la doctrina. Está dedicada al rey de Inglaterra, Carlos I Stuart, al doctor Argent, presidente del “Royal College of Physicians”, institución creada por Thomas Linacre en 1518, y a los demás colegas. El proemio se basa en su experimentación personal. La exposición de la doctrina circulatoria comprende 17 capítulos. El decimoséptimo trata de anatomía comparada y enuncia la nueva nomenclatura anatómica: la vena arteriosa se denomina ahora como arteria pulmonar y a la arteria venosa se le designa como vena pulmonar. La doctrina harveiana se completó más tarde con la descripción de los vasitos capilares gracias a las observaciones efectuadas con microscopio por Marcello Malpighi en pulmones de rana,4 del holandés Antonio van Leewenhoek. Pero, en la patria del autor, esta doctrina fue defendida por George Ent (1641),27 también egresado de la Universidad de Padua, y figuraba en el Tractatus de corde de Richard Lower.5
Además, inspiró la práctica de las transfusiones sanguíneas, como se relata en revistas científicas de la época. Charles Morton, antiguo alumno de la Universidad de Oxford, la difundió en las colonias inglesas de Norteamérica. En la Nueva España, el médico poblano Marcos José Salgado, catedrático de Prima de Medicina en la Real y Pontificia Universidad de México desde 1722 hasta su muerte en 1740, declara en la página 184 de su Cursus Medicus Mexicanus (1727)6 que «el mecanismo de la circulación sanguínea ha sido claramente demostrado por Harvey...». En este primer tratado americano de fisiología, las páginas 179 a 217 están dedicadas a los problemas del origen de la sangre, del movimiento del corazón y de la circulación sanguínea.