Ladrido de ángeles
Hay una soledad que es clausura y otra que busca, a través de las pala-
bras, tender un puente donde los seres humanos podamos encontrar-
nos. Los poemas de Julio Ramírez pertenecen a esta categoría, hay en
ellos un llamado urgente para establecer un vínculo, una comunión de
soledades que se reconocen en la alta noche de la vida. De aquí que co-
mience por celebrar al aire mismo, camino de los versos que se dicen
para alcanzar un oído cómplice: "¿Cómo te llamas / cuando yo me distraigo / cuando Dios está indispuesto / y no puede escucharnos?"
La búsqueda de un semejante resulta indispensable para que el
acto que inicia la poesía se cumpla. Ceremonias a la luz de un «ena-
morado alcohol», contemplaciones del mundo y sus creaturas en las
que el poeta se reconoce, como ellas, vulnerable y mortal. La herida
está en el origen, es cierto, pero alienta en ella la posibilidad de ir más
allá de lo visible, de descubrir en esos ángeles una dimensión que a la
vez lo trasciende y lo completa.
Fruto de una entrega apasionada, a la que Julio Ramírez ha consa-
grado con largueza sus momentos más íntimos, este libro es el vibran-
te testimonio de un poeta que habita en plenitud el territorio que le ha
sido encomendado.