Azimut
"La mirada se detiene y el mundo la habita", es la acotación de uno de los apartados de este libro en 5 tiempos. El ritmo y la pausa de los versos eluden la formalidad métrica, pero no así la musicalidad armónica para el lector atento. Cantos hechos desde los límites más apartados de la atmósfera terrestre: "la línea de Kármán", son la antesala para delimitar las coordenadas del estado del mundo donde habita el creador de estos poemas en 'Cartas de navegación
y orografía para cíclopes'; seguidas de 'Nadir' donde la finitud es una herencia íntima y, finalmente, las persistencias de la contemplación emocional en 'Interludio de viajero ausente' y 'Travesía angular': los lugares del desasosiego que oscilan entre la ternura y la melancolía.