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ISBN 978-607-29-6064-0

Oconahua, un encanto de pueblo brujo

Editorial:Gutiérrez Siordia, Lorena
Materia:Educación. investigación. temas relacionados con la Historia
Público objetivo:General
Publicado:2024-09-23
Número de edición:1
Número de páginas:120
Tamaño:13x19cm.
Precio:$200
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso

Reseña

El amor que se le tiene al terruño siempre se lleva en el corazón, este es el principal motivo por el cual aquí Lorena Gutiérrez Siordia, escribe un poco de la amplia historia de Oconahua.
Hablar de esta comunidad, es hablar de un lugar mágico como reafirma su autora, mismo que, además de antiguo y misterioso, es un sitio que a través de los años ha sabido guardar su esencia como en este compendio se expresa de forma clara.
Leer un libro que te lleva de la mano por los tiempos prehispánico, luego la llegada de los invasores iberos, un poco de la gastronomía, sin dejar pasar las tradiciones, los personajes que ya quedaron grabados en los anales de la historia.
Lorena tiene algo de “bruja” y no por escases económica sino porque integra en este libro un cuento inventado por ella, primero les diré que cuando lo leí, sabiéndome la leyenda de la primera bruja que según eso hubo en estos lugares, cosa que ella ignoraba totalmente, me encontré con algunas similitudes, y sí, usted le atinó, estoy hablando de la Tepoxilama, esa historia viene en el libro de Apolinar Pérez Alonso, un historiador etzatlense de principios del siglo pasado y que yo poseo uno de los dos libros que hablan de ello. Estoy admirado de la creatividad de Lorena, porque estoy seguro que desconocía la existencia de este antiguo personaje.
En verdad era muy común que nuestros abuelos o tíos, nos platicaran lo que para nosotros eran “cuentos de miedo”, en los que se hablaba de hechos increíbles y que a muchos no nos dejaban dormir. Es lo interesante de este compendio que trae de todo un poco, como lo son los frutos de algunos árboles con unos para muchos extraños, pero que ya cocinados son muy sabrosos.
El fotógrafo con su cámara, deja grabada la hermosa fisonomía de Oconahua, todo aquello que a los que viven ahí les parece común… ¡pero no! La teja, el adobe, la madera y demás… ¡todo es bello! Espero que así sigan conservando esas casas y que no esperen a que les llegue dinero para cambiar ningún detalle de las fachadas, de las banquetas, ventanas, puertas y demás cosas que hacen lucir a nuestro antiguo Oconahua, recuerden que eso es lo que más le gusta al turista y el turismo atrae mucha economía a la población.
Este es un lugar privilegiado, lleno de tradiciones, festividades, leyendas y qué decir de su hermoso entorno, una vegetación envidiable y un pueblo que guarda su semblante propio, inigualable, con su espléndida plaza y en medio coronándola el kiosco, mismo que está rodeado de jardines y flores, quiero imaginarme… ¿a cuántas personas les gustaría vivir aquí? ¿Qué darían por volver nuestros hermanos, aquellos que un día salieron de este bello pueblo hacia otros lugares? Por esa razón tenemos que apreciar y estar orgullosos todos los que disfrutamos este emblemático lugar.
El destino a veces nos sortea la vida que cada uno tiene que seguir, y nos saca de nuestro lugar de origen, tal vez sea con la intención de poder obtener aquello que no hay en el pueblo, tratando de mejorar el poder económico, y de esa manera ayudar a los que se quedan y de pilón hacer algunas obras de importancia, de esas que hacen ver más hermosa la población.
Caminando por sus calles se obtienen los recuerdos de cuando niño, llegan los distintos olores de las mujeres que están cocinando o el sonido de aplauso de las que están torteando, los ruidos de los cascos de los caballos y las cantaras de la leche golpeando una con otra, los pajaritos cantando, las muchachas haciendo “cola” en el molino intercambiando “noticias”, la tiendita donde le daban a uno un cinco de manteca embarrado en un pedazo de papel de estraza, o el frijol en un cucurucho de periódico, eso y mil cosas más nos hacen tener bellos recuerdos, tratando de desechar siempre los que no son tan agradables.
Vamos pues incursionando en este cúmulo de letras que describen nuestro glorioso pasado, en donde podremos recordar nuestras propias historias y tal vez con suerte algún día te dediques a escribirlas, porque aquí no está todo, solo está un poco de la grandeza histórica de Oconahua.
Que me dicen de las fotos de la casa del Santo Patrón de Oconahua, San Miguel Arcángel, esa hermosa iglesia por fuera y por dentro, con sus jardines y la torre del reloj.
Les recomiendo que lean este interesante libro, en el podrán apreciar lo que es una mezcla del pasado con el presente, aquí se puede dejar volar la imaginación al caminar por sus calles siguiendo el cortejo por dónde camina al frente el “Señor Septiembre”, cargando en su canasta los beneficios que les dieron el agua y la tierra, aprovechando “el buen temporal”, como son los elotes, calabacitas y demás legumbres recién cosechadas, detrás de él viene la mojiganga, un grupo de jóvenes varones ataviados con vestidos y pelucas femeninas, entusiasmando a los que siguen la procesión, luego la gente del pueblo y atrás con alegres tonadas la banda musical.
Hay que venir a disfrutar todo esto. Si tienen suerte se encontrarán con la participación de alguna de las tres danzas y hay que ir al museo para admirar sus bellos atuendos. Oconahua es un pueblo con magia, quién lo conoce se enamora de él, tiene lo que muy pocos lugares, sus habitantes son personas amables, gente muy saludadora y sencilla, como lo describía un amigo: “son ejemplo de buen ejemplo”.
Muy cierto es que se cuenta que es un “pueblo de brujos”, porque tal vez si los haya o los hubo, pero la herbolaria fue confundida con esta práctica, ya que como todos sabemos las hierbas o “yerbas”, lo mismo sirven para curar que para enfermar.
A mí me gustó mucho la forma como Lorena trata un tema que muy pocos tocan. No puedo terminar sin decirles lo que me platicaron: “Le preguntaron a un señor de Oconahua que si era cierto que en esa población había brujas y él le respondió; - ¡no sé! ¡Mi hija ya vuela de un árbol a otro! -

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