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ISBN 978-607-29-6125-8

Cirugía avanzada en trauma. Summarium de cursos de acción

Autores:
García Núñez, Luis Manuel
Hernández García, Edgar Fernando
Editorial:García Núñez, Luis Manuel
Materia:Cirugía operatoria y campos especiales de la cirugía
Público objetivo:Profesional / académico
Publicado:2024-10-15
Número de edición:1
Número de páginas:584
Tamaño:16x22.5cm.
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Introducción a la educación en cirugía avanzada en trauma

Breve análisis histórico y de la importancia epidemiológica del trauma en México y en el mundo.
El trauma es un significativo problema de salud pública mundial y nacional (Lecky et al, 2016). Debe conceptualizarse como una enfermedad de naturaleza quirúrgica (Waller, 1987), ya que es un complejo mórbido en donde interactúan formalmente un agente, un huésped y un vector, que de manera ideal debe ser atendida en inicio por el cirujano general. Cifras estadísticas recientes perfilan al trauma como la tercera causa general de muerte, debajo de la diabetes mellitus y sus complicaciones asociadas y las enfermedades cardiovasculares en conjunto. Además, es la primera causa de discapacidad permanente y transitoria en gente laboralmente activa, de incapacidad permanente en la infancia, de ausentismo escolar prolongado y de paro cardiorrespiratorio materno. Asimismo, es la tercera enfermedad más costosa y ocasiona gran resquebrajamiento en la moral de las sociedades afectadas (Lozano, 2009; García-Núñez, 2016; INEGI, 2023).
La necesidad de la atención a las heridas en los individuos que integran las comunidades es tan antigua como la misma humanidad y también ha acompañado ancestralmente a los grupos que desarrollan actividades beligerantes, tanto a aquellos conjuntos tribales desorganizados como a los constituidos como ejércitos formales. En nuestro país, los reportes de la necesidad de proporcionar atención médica en trauma nacieron de la actividad bélica en conflictos militares que datan incluso de la época prehispánica (Carreón-Bringas et al, 2005). Sin embargo, probablemente, el primer plan documentado de atención a víctimas de trauma militar procede de las campañas de Cerro Gordo y Chapultepec, durante la Primera Intervención Norteamericana de 1846-1848, donde se practicaron amputaciones y control quirúrgico del sangrado en el teatro de operaciones (Terrazas, 2007). Tiempo después, en la Revolución Mexicana, esta necesidad adquirió carácter institucional, para mantener constante y operativo el número del personal militar disponible para las contiendas (Rodríguez-Paz et al, 2005).
Debido a los avances tecnológicos y al cambio en la conducta poblacional, se ha observado un agravamiento global en el patrón lesional (Velmahos et al, 1997; Góngora et al, 2011; Global Burden of Disease Study 2013 Collaborators, 2015). De la misma forma, la transformación moral, social, económica y política que se ha presentado en los últimos años, tanto en México como en el resto del mundo, así como el desvanecimiento progresivo de los límites que anteriormente acotaban al trauma civil del trauma militar, imponen al cirujano civil que labora en hospitales urbanos las mismas exigencias cognitivas y psicomotoras en el manejo de lesiones complejas que se le demandan al cirujano militar para desarrollar sus labores en la arena castrense y en los hospitales que atienden casos de politrauma en los individuos que integran las fuerzas del orden (García-Núñez, 2012; ArcauteVelázquez et al, 2016).

Cirugía avanzada en trauma: su definición
Para continuar con el recorrido analítico y lógico de esta obra, es esencial que el cirujano se familiarice e interiorice con el concepto de “cirugía avanzada en trauma”, de tal forma que adopte una posición epistemológica y deontológica que oriente efectivamente su potencial cognitivo y psicomotor al entendimiento y desarrollo de cada uno de los aspectos que la conforman, para vincularlos y dar paso a una actividad profesionalmente regulada (Moore et al, 2016; MacKenzie et al, 2019).
Definir constitutivamente a la cirugía avanzada en trauma no aporta conocimiento alguno a su interpretación ni a su estudio, pues puede llevar a pensar al operador de forma simplista, que se trata únicamente de intervenciones operatorias de gran magnitud, sofisticadas, muy elaboradas o apoyadas por tecnología de punta. Para beneficiarse de la terminología, la “cirugía avanzada en trauma” debe considerarse más bien un concepto operacional (García-Núñez, 2016), que se refiere a: “[…] no solo a las técnicas quirúrgicas complejas practicadas con poca frecuencia por el cirujano general, sino que engloba a las técnicas operatorias simples instituidas bajo indicadores de alta especialidad”. Para su adecuada implementación, es necesario que el cirujano cuente con conocimientos teóricos que sustenten una sólida noción de rapidez y secuencialidad, obteniendo, al mismo tiempo, el criterio para anteponer técnicas sencillas a cirugía de alta complejidad.

Estrategias educativas en cirugía avanzada en trauma
Con fundamento en lo que se trató anteriormente con detalle, está reconocido que el trauma es una causa importante de morbimortalidad, por lo que diversos organismos sanitarios y académicos han desarrollado programas de educación médica continua para capacitar y promover el desarrollo de competencias en los profesionales de la salud, en el eficiente manejo administrativo y operativo de las lesiones. Así, la educación en trauma y cirugía de trauma poseen gran relevancia en la actualidad (Becher et al, 2012; Hurst et al, 2015).
Sin embargo, para iniciar el análisis del impacto de la citada educación, también hay que reconocer que los avances en prevención del trauma, reanimación, técnicas diagnósticas no invasivas, cirugía de invasión mínima y manejo no operatorio de lesiones de órganos sólidos han causado un declive en la experiencia quirúrgica avanzada en trauma entre cirujanos generales, cirujanos pediatras, residentes de Cirugía General y Cirugía Pediátrica. En Estados Unidos, donde el Fellow formal en Cirugía de Trauma ya fue en general incluido en los programas de entrenamiento en Cirugía de Cuidado Agudo, los cirujanos dedicados al manejo especializado del trauma y los Fellows de la superespecialidad, abordan un promedio de 50 casos quirúrgicos complejos al año, mientras que los residentes de cirugía participan en sólo 6.4 procedimientos al año. No hay duda, que la mayoría de los centros de trauma son víctima de este fenómeno mundial (Gunst et al, 2015).

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