Es la historia de un amor
La novela exalta la valentía de una madre soltera en la década de los cuincuenta, que decide enfrentar la dura cotidianeidad por amor a sus hijos, tendiéndoles un velo de misterio en torno a su matrimonio, ahogando sus propios sueños de trascender en la plástica, creyendo en un amor que mucho prometió y poco cumplió. Adelaida, una pintora extremadamente sensible que prolonga su fantasía y a la vez su esperanza en un Eduardo cobarde, débil, incapaz de defender un amor limpio que le fue entregado; donde el destino de sus dos vástagos varones se encargará de ponerlo frente a un espejo que trató de ocultar inútilmente. La vida le tiende una trampa, similar a las que él le puso a Adelaida, quien las pudo superar en su momento. El cobro de sus pecados de juventud llegará con un desenlace insólito.
La autora domina los escenarios de tal suerte que salta de protagonista a narradora u omnipresente sin romper el hilo de la trama. Nunca había leído algo así, por ello tampoco me pregunté quién hablaba, porque en varias ocasiones madre e hija intervenían al unísono, fundidas en una sola testigo de su propia historia. La claridad de la narrativa es prístina.
La novela contemporánea es educativa y Fresia Barrientos va tejiendo los acontecimientos dándoles ese énfasis que atrapa a los lectores y les hace aprender, como es mi caso, sobre una serie de hechos que cimbraron la historia chilena, y a los nativos les recuerda que no deben olvidar las vicisitudes que marcaron para siempre su destino como país. Un relato conmovedor que sugiere la solidaridad y el respeto a sus decisiones.