Bajo la sombra de las jacarandas
La marcha del 8 de marzo, esa admirable manifestación anual en que las mujeres toman las avenidas, calles y plazas de Ciudad de México es una batalla por la vida, una expresión de amor y de recuerdo, una exigencia de paz y justicia, un llamado rabioso al fin de la violencia, un acto urgente de sobrevivencia. Y la ejecutan con rabia y valentía, con orgullo, con el puño en alto, con el corazón roto. No hay un hecho público en la Ciudad de mayor trascendencia cívica y política que la manifestación de las mujeres en defensa de sí mismas. No hay otro más conmovedor, que pueda colmarnos de orgullo y a la vez humillarnos por su vergonzosa necesidad. Este libro también es una marcha, la bitácora del dolor, de la angustia y desesperación, del duelo sin fin.