Reseña

La lluvia —y su líquido cuchillo— en todas sus manifestaciones, puebla la tempestad metafórica y verbal de Animales de amor: los animales y las bestias —humanas y no humanas— forman parte del universo poético de esta obra, que lo mismo transita por la humildad y la devoción a la esposa y los hijos —hermosa y sacra familia—, que igual critica al poderoso, desprecia el odio y la usura, a la vez que se regodea al parodiar epigramáticamente y con sagaz conocimiento de la lírica grecorromana para ironizar, con finísimo humor e inteligencia satírica, sus imaginarias y reales desventuras amorosas, así como el despropósito de los cagatintas y lamesuelas que pululan por doquier.

Celebremos pues, la reedición de este libro extraordinario, de esta bestia poética que repara y trina luz en nuestras manos. Vámonos pues a celebrar al maestro, al padre, al abuelo, al hijo, al loco y lúcido niño Herminio, bajo la lluvia, y celebremos su vida ejemplar y su inmensa obra: “Vámonos pues, ahora, flor de mirto, / vámonos a almorzar o a lo que gustes, / que animales de amor es lo que somos / y animales de amor siempre seremos”.

—Rodrigo Balam