Reseña

Nuestras nociones de lo natural, lo animal o lo salvaje continúan procediendo en gran medida de naturalistas del siglo XIX. A pesar de rigurosas críticas a la producción colonial de conocimiento sobre distinciones entre lo doméstico/lo domesticado/lo civilizado y la naturaleza/la cultura/la niñez/la adultez, todavía en la literatura y el cine seguimos asumiendo estas distinciones, olvidando su construcción imperialista y contribuyendo a ver la vida categorizada. La disolución de estas fronteras es uno de los varios itinerarios que yolanda segura nos presenta en ya nada va a embestirnos esta noche.
Al tomar como punto de partida la memoria de los cuidados entre dos hermanas, yola reteje conexiones entre personas, animales y sus territorios por medio de los hilos que le permite su escritura humanimal. Tiende lazos entre las especies y, en un entramado de vida más que humana, hace aparecer los vínculos esenciales que la colonialidad antropocéntrica se ha empeñado en borrar. Los hace visibles con una esperanza similar a la de las buscadoras al hallar sus tesoros. Así, la infancia de dos niñas se enrolla con las historias de otros seres para poder subsistir a su entorno, mientras nos sugiere preguntas sobre la familia, el cautiverio, la sororidad y el acompañamiento.
La poética de yolanda encuentra uno de sus estadíos más antinormativos en este libro al poner en jaque aquellas relaciones que suelen considerarse fijas, verticales y jerárquicas. Además, nos ofrece una ruta de pensamiento oblicuo que nos invita a realizar lecturas reparativas de nuestros recuerdos para darle otros significados al presente, donde sea posible un “tú y yo, tomadas de la mano / contagiándonos certezas”.

Nivardo Trejo