He aquí al hombre
Y he aquí que fueron acabados los mares y la tierra, los abismos y las cumbres.Y fue bendecido el suelo con agua bendita de la lluvia.He aquí que los cielos fueron azules en el día y oscuros en la noche.Y los amaneceres se abrían con la luz y los atardeceres se cerraban con girones de fuego en la penumbra.2. En las noches se podía ver las incontables lumbreras y el mar del infinito.Caminos lechosos, fluorescentes espirales poblaban aquel mar sin continente que se extendía hacia el imperio de lo divino incomprensible.3. Y puso Dios un río de sueños en el corazón de sus criaturas, para que navegaran algún día hacia el océano sin fin de su creación.4. Bendijo todo lo hecho, bendijo aquel día séptimo.Arrojó al aire, una vez más, los dados y se retiró a dormir su tiempo eterno