Aurora: los espacios se juntan
Un hilo transparente y azul sostiene los versos de Lizzie Castro. Ella, con la paciencia a tropel recorre las páginas de su propio libro; decidida a reconocerse en la mirada de las otras, las que están lejos de príncipes y besos, nos recuerda a las brujas que han de volar más alto todavía.
En Aurora: los espacios se juntan, Lizzie Castro se arriesga con palabras que aturden a las niñas que fuimos ―que seremos. Desde la frágil línea de la empatía deja atrás lo apológico, logra trascender su propia voz para darle voz a quienes Rosi Braidotti llama cuerpos desechables, reconstruyendo los espacios y logrando que lo inconsciente sea la urdimbre que suspende estas historias.
Que la poesía se pueble de princesas no es nada nuevo, que las princesas convoquen a la bruja de la poesía es la magia de la poeta que teje aquí sus visiones. Resta debatir: Aurora: los espacios se juntan puede ser un cuento de hadas, ¿lo es?