Piedra marchita
Los personajes que conforman el imaginario de Ernesto Pérez Fonseca comparten una abulia contenida que los hace sumamente atractivos. Cada paso que dan, muy a fuerza y a su pesar, va hilvanando una serie de acontecimientos que —en apariencia— no van más allá del hastío de sus vidas ordinarias pero que, a cada nueva acción se van desvelando en extraordinarias.
Esta Piedra marchita retrata una serie de historias que van desde personas desaparecidas, sectas religiosas tipo New Age, científicos que se aproximan al tratamiento exitoso de enfermedades incurables, parejas aburridas que sólo se ven revitalizadas por el ciudado de un perro que, de hecho, es una persona que transmutó en mascota y su cercanía al estrellato, así como su andar en cuatro patas, lo hace consciente de lo desastrozo de la existencia de las personas con las que compartió tiempo y espacio cuando era humano, a las que ahora sólo puede ladrarles.
El vértigo se apropia de las páginas de este libro que no da respiro. Si una piedra puede marchitarse, este libro nos deja claro por qué.