México: nación antimigrante
Tres miradas a la migración en la frontera sur mexicana
Tres amigos se van al sur de México, un reportero, un fotógrafo y un poeta, a retratar desde sus sensibilidades particulares, pero también articulados por una emoción común, la tragedia de la migración irregular, la pobreza, el crimen y, en medio del espanto, también encuentran el serpenteo extraordinario de la vida como un misterio resistente. Las víctimas, a pesar de la desesperación y el sufrimiento, no son nunca humilladas ni se les despoja de su dignidad. Casi cada personaje de esa suerte de infierno sudaca que es la frontera del río Suchiate entre México y Guatemala, pero sobre todo la ciudad de Tapachula, posee aquí un rostro feroz y rabioso; cuerpos mutilados, simbólica y físicamente, que entregan una extraña plenitud, la pertenencia a un coro de desposeídos.
Entre la sucesión de escenas terribles, los tres cronistas reposan también en el hallazgo breve de la ternura, y esos fogonazos sorpresivos provocan que resuene todavía más el desamparo de las voces expuestas y la asunción del calvario como un estado natural de la experiencia.
Como si lo anterior fuese poco, el libro analiza, en lo que yo consideraría una especie de coda, la situación de los migrantes irregulares en México durante la larga temporada de la pandemia. Ahí la impunidad y el desamparo aumentan, cuando ya ni siquiera parecía posible. Y hay algo todavía más sorprendente. Uno descubre, en algún punto indeterminado entre el reporteo, las fotos y los poemas, que este es también el texto de un viaje de tres amigos, un viaje que es al mismo tiempo un bautizo y una despedida.