Punto y coma
No puedo escribir un prólogo. En realidad tampoco estaba lista para “corregir” este texto y lo
anoto entre comillas porque apenas y lo hice. No puedo escribir este prólogo. No puedo
introducir a un montón de extraños a un libro que apenas y reconozco. Es cierto, aun
terminado el libro, leído y releído con el fin de cambiar mayúsculas a minúsculas, una coma o
dos de lugar, de sacar dos o tres textos porque no pertenecían al universo continuo que podía
asir en Punto y coma no lo reconozco y desconozco. No puedo escribir un prólogo de un texto
que me parece tan familiar como ajeno, tan próximo y personal como lejano. En la lectura y
relectura me reencuentro con una persona que no conozco, pero en la que me reconozco. Ella
soy yo hace quince años, soy yo ahora y soy yo dentro de veinte.