Reseña

Siempre llega un momento en que el abogado práctico se tiene que enfrentar a un litigio en el que no sólo se trata de dogmas jurídicos, sino que se involucran las ciencias forenses. Para ese momento, el abogado debe encontrarse preparado, ya que un intelectual de la Criminalística y de las Ciencias forenses moderno, en el desarrollo de sus investigaciones y conclusiones, no determina de modo arbitrario los hechos y las conductas relacionadas con la comisión de ilícitos, sino que los interpreta de manera razonada a través de la metodología criminalística y los explica científicamente con premisas fundamentadas para conocer su verdad histórica. Y es ahí donde el abogado ya sea Representante Social o Defensor debe dominar el terreno, y en base a lo que la ciencia forense nos diga con sus conclusiones, emplear su experticia como un arma de dos filos, que puede inclinar la balanza para la condena o para una absoluta libertad, es ahí donde el abogado puede convertir una opinión pericial en una herramienta útil o en un simple dictamen dogmático carente de utilidad procesal para formar convicción sobre un caso en concreto.

En el caso en particular, la balística es una ciencia precursora de la criminalística, el doctor Boucher en 1753 realizó estudios sobre Balística, disciplina que a la postre se llamaría Balística forense; a su vez, la criminalística nace sobre todo de 3 ciencias naturales: la química, la física y la biología, y estas tres ciencias se encuentran inmersas sin duda en la balística.