Nadie pierde por mí
“¿Cómo separar a alguien de sus obras? ¿Cómo independizar el 11 de septiembre del tiroteo en Columbine?” Nadie pierde por mí de Carlos Atzin inicia con estas preguntas, las cuales sirven como una guía de vuelo entre la virtualidad y la realidad, los videojuegos y Colombine, el ataque a las torres gemelas y Ace Combat VII, la poesía y la memoria. Desde una perspectiva gamer, Atzin plantea los dilemas de una sociedad donde la violencia es parte de la cultura popular y en la cual convergen Breking bad, el Holocausto, Age of Empires y Pedro de Alvarado, entre otros; asimismo, crea personajes tan oscuros como Erick Harris y Dylan Klebold, o el terrorista Mohamed Atta. Entre sus páginas permea una vaguedad de géneros como ensayo, crónica, memoria y poesía, dado que no busca establecer certezas, sino invitar al lector a sacar sus propias conclusiones. En este libro, y sin una finalidad moralista, el autor describe cómo los videojuegos pueden servir para entrenar terroristas o, como en el caso del autor, para salvar a estudiantes de la violencia.42D24C3281-EB27B0A044