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ISBN 978-607-9104-46-7

Estamos en el Antropoceno:
¿Es el fin de los tiempos?

Autor:Schifter Secora, Isaac
González Macías, María del Carmen
Editorial:Ediciones Comunicación Científica
Materia:Problemas medioambientales
Público objetivo:Profesional / académico
Publicado:2024-05-28
Número de edición:1
Número de páginas:171
Tamaño:16.5x23cm.
Precio:$150
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

En el año 2000 el Nobel de Química Paul Crutzen describió al Antropoceno como una propuesta para designar una nueva era geológica en la cual la humanidad era la protagonista, a raíz de que las actividades humanas han tenido un enorme impacto sobre el sistema terrestre en términos geológicos, biológicos y climáticos. Los científicos proponen, asimismo, marcadores útiles que dan cuenta del inicio del Antropoceno, los cuales incluyen carreteras, microplásticos, mercurio o los radionucleótidos.
En los países industrializados, el transporte representa la segunda fuente de gases de efecto invernadero, después de la generación de electricidad. Una manera de mejorar la eficiencia automotriz es la de modificar la composición de las gasolinas. Al formular combustibles empleando componentes derivados de la biomasa, se obtienen carburantes de bajo contenido de carbono, con lo cual se disminuye la emisión de estos gases al tiempo que se mantiene un óptimo desempeño vehicular.
Usualmente los biocombustibles líquidos se dividen en cuatro generaciones, dependiendo del material que se emplea en la transformación. La primera generación emplea materiales almidonados, tales como el azúcar de caña, que se transforman en alcohol. La segunda emplea biomasa lignocelulósica no comestible que se transforma en moléculas de azúcar y de ahí se derivan los combustibles. La tercera generación encuentra su fuente de producción en la biomasa del mar, la cual requiere menos área y es efectiva para la disminución de gases de efecto invernadero. La cuarta generación la constituyen la ingeniería metabólica y la genética.
Considerando que el futuro es finito, así como las consecuencias de nuestras acciones como humanidad, podemos minimizar nuestros daños colaterales a la biosfera y maximizar las materias primas para la siguiente fase del planeta.

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