Reseña

En este libro observamos la presencia de dispositivos de seguridad en todos los sectores sociales de las ciudades latinoamericanas y, por lo tanto, una preocupación generalizada por la inseguridad pública como un signo imperante de nuestros tiempos sociales.
Esta propagación revela sentimientos de inseguridad compartidos, sin importar si corresponden de modo lineal con los índices de victimización “objetivos”. También revela nuevos mecanismos de control estatal, así como la expansión global de la industria de la seguridad que nos acompaña tanto en los espacios públicos como en la intimidad de nuestros hogares e, incluso, de nuestros cuerpos. Tal ubicuidad da cuenta además del surgimiento de nuevos sentidos comunes de lo que es seguro; de lo que son los “otros”; de lo que es estético y lo que se cataloga como feo, inseguro y peligroso.
Así, consideramos la diversidad de dispositivos de seguridad como una parte insoslayable de la cultura material de nuestros días; como las cicatrices que la violencia y la inseguridad han dejado en nuestros espacios urbanos. Sin embargo, invitamos a dejar atrás las ideas de los panópticos y las instituciones totales basadas en el Big Brother y otras figuras distópicas de la ciencia ficción. Resaltamos más bien el carácter diverso y al mismo tiempo fragmentario y dislocado de los dispositivos de seguridad en los espacios urbanos latinoamericanos, donde el rasgo fundamental es la desigualdad en todas sus expresiones.