Desliz de viento
“Amo…y por ser yo, la de ayer, y de mañana, amo mi ser.” Cuando nacemos, los seres
humanos somos solo la obra negra, los trazos preliminares, un triste bosquejo, un molusco
frágil, fútil, mudo. Convertirnos en personas es un largo proceso. No es fácil llegar al
imperativo: Soy. Nos forja el miedo, la soledad, el infortunio, la esperanza, el placer, el
amor; nos forja el otro, nuestro cuerpo en el cuerpo del cuerpo, nuestro deseo danzando
con el deseo del otro, nuestra soledad con y sin el otro.
Orilla de viento, visto como una bitácora de viaje, está dividido en ocho puertos de paso:
Natura, Palabra, Otredad, Interrogantes, Sauvage, Pertenencia, Complicidad y Las tres
D’S. Y si bien, cada uno de ellos es un cristal del amplio vitral, un tiempo de la historia, el
cuerpo de la historia, las palabras de la historia, no hay otro Leitmotiv, que la forja de ella
misma.
Marcia Llamas aborda un largo ejercicio de introspección donde pone frente a frente la
vida vivida y la vida recordada; el orden del tiempo (que cuenta su propia versión de la
historia); la metamorfosis del cuerpo (que indudablemente tiene su memoria); el
aprendizaje del lenguaje, y de la forja que pone las palabras al agua y al fuego para crear su
poesía.
“Y retomé tu historia, que me acompaña en mi viaje astral/del harem de amores que solo a
ti te cuento.”
Adolfo Morales Moncada