El secreto de la empleada
No entres en el cuarto de invitados, la cara de Douglas Garrick se ensombrece cuando reposa las yemas de sus dedos sobre la puerta, mi mujer... está muy enferma, mientras continúa enseñándome su increíble ático, tengo una terrible intuición sobre la mujer encerrada tras esa puerta, pero no puedo arriesgarme a perder este trabajo, no si quiero proteger mi más oscuro secreto.