Reseña

El 19 de enero de 1943 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto mediante el cual el entonces presidente de México, Lic. Manuel Ávila Camacho, creó el Instituto Mexicano del Seguro Social. Casi un año después, el 1 de enero de 1944, el IMSS inició sus actividades con el propósito principal de “garantizar el derecho humano a la salud, la asistencia médica, la protección de los medios de subsistencia y los servicios necesarios para el bienestar individual y colectivo”. Seguramente, ambos importantes hechos fueron discutidos en aquella época por los Doctores José Rábago, Alcibíades Marván. Atanasio Garza Ríos y Manuel Mateos Fournier, entre muchos otros, dentro de las reuniones que mensualmente sostenían desde los principios del decenio de 1940 en el restaurante “Borda” en la Ciudad de México. En estas reuniones, médicos que se dedicaban a la Ginecología y la Obstetricia tenían discusiones de casos clínicos y establecían los primeros consensos y lineamientos respecto a la atención de la mujer durante el embarazo, el parto y el puerperio, así como de padecimientos ginecológicos, y son el antecedente de la creación en 1945 de la Asociación Mexicana de Ginecología y Obstetricia.
Realizar una lista de los logros alcanzados en la especialidad de Ginecología y Obstetricia en estos 80 años resultaría una tarea titánica, y es altamente posible que se omitieran algunos de ellos, dado que no siempre se ha llevado a cabo el registro de la gran creatividad que caracteriza a las personas que ejercen la especialidad, aunque sí es necesario mencionar que una de las más importantes prácticas que incluso se exportaron hacia las instituciones públicas y privadas del país, e incluso ha sido adoptada en muchos países, es la fundación del Comité de Muerte Materna en 1971. Cabe señalar que esta práctica quedó asentada en febrero de 1984 en el Diario Oficial de la Federación, cuando se publicó la Ley General de Salud, que en el Artículo 62 enunciaba que “En los Servicios de Salud se promoverá la organización institucional de Comités de Prevención de la Mortalidad Materna y Perinatal, a efecto de conocer, sistematizar y evaluar el problema y adoptar las medidas conducentes”. Esta es sólo una de las prácticas que nacieron en el Instituto y continuarán llevándose a cabo por muchos años más.
El compromiso de disminuir la mortalidad materna sigue siendo uno de los principales retos que continuaremos enfrentando en los próximos años.
Pero, ¿cuál es el principal cambio de la especialidad de Ginecología y Obstetricia en estos 80 años? De nuevo la respuesta requiere necesariamente una gran discusión de la que seguramente sería muy complicado lograr un consenso. Entre lo más relevante está el cambio de enfoque para acercarse a la mujer. Esto está sucediendo ya en la práctica de la Obstetricia, la Medicina Materno‐Fetal, la Ginecología, la Oncología Ginecológica, la Oncología de mama, la Uroginecología, la Colposcopia y la Ginecología Endocrinológica, entre otras.
El presente libro es producto del esfuerzo de brillantes personas profesionales que de forma apasionada brindan cada día atención médica ala mujer en el Instituto. Cada Unidad Médica invitada a participar en el proyecto abordó los tópicos en los cuales se considera más competitiva.
Por último, es necesario establecer que se vislumbra un futuro alentador. Lo que antes era parte de obras de ciencia ficción, hoy es realidad. Cada vez, la tecnología se incorpora de forma cotidiana en la práctica de la medicina. La inteligencia artificial, el big data, la cirugía robótica, el expediente electrónico, el diagnóstico prenatal no invasivo y muchos avances más estarán presentes en las actividades diarias de la especialidad. Sin embargo, ante todos estos avances, es necesario que continuemos fomentado en las nuevas generaciones los valores que nos han enseñado nuestros maestros: responsabilidad, disciplina, honestidad, humanidad, empatía y respeto.