Reseña

La basílica de la Soledad en la ciudad de Oaxaca es todavía un santuario vivo y un referente de la religiosidad local cuyos significados permanecían ocultos o malinterpretados. Este libro es la primera contribución sistemática y documentada sobre los orígenes del culto, sus actores sociales y los intereses políticos y económicos que permitieron levantar la imponente fábrica del templo y su convento anexo (en fechas por demás tempranas para todo el reino de la Nueva España, ya que ningún otro santuario gozaba de esta enjundia y monumentalidad). Más que la monografía de un edificio o una devoción, esta publicación nos abre una ventana para comprender el papel de las élites eclesiásticas y comerciales en aras de edificar un gran signo de identidad y poder. Todo basado en fuentes de primera mano recogidas en archivos regionales, nacionales e internacionales, y muchos impresos y estampas desconocidos hasta ahora. En estas páginas recobra protagonismo la biografía material y cultural de la imagen titular y sus sucesivas transformaciones, y algunos personajes cardinales de la historia regional: el acaudalado patrono Pedro de Otálora, los obispos Tomás de Monterroso y Ángel Maldonado, y una red de comerciantes de origen andaluz que se beneficiaron de la producción y exportación de la grana cochinilla. En más de una ocasión, el lector o el especialista no dejarán de sorprenderse del uso político del culto, de la fortaleza económica de sus promotores y del discurso localista con que se echó a andar esta devoción. Ni qué decir de la calidad y esplendor del legado artístico allí depositado, en el simbolismo de su arquitectura y la inaudita procedencia flamenca de las pinturas o las copias regionales de la sagrada imagen. No es una exageración afirmar, junto con su autora Selene García Jiménez, que se trata del primer santuario modélico y colosal, perfectamente articulado y aceitado, que emularon muchos otros en el ocaso del siglo XVII y a lo largo del XVIII. Un estudio de caso, pues, y un relato de largo aliento, propio de la historia social del arte —difícil de lograr de manera crítica—, en el que tienen cabida múltiples voces, conflictos, intereses y eventos, cuya recepción e impronta llegan hasta el presente.