La fuerza de la sangre
Una apacible tarde de verano, una joven de dieciséis años hace un picnic con sus padres, su hermano menor y la persona del servicio. De pronto, una banda criminal sale de la nada y la secuestra sin prestar atención a los gritos y las súplicas de su familia. El líder del grupo se la lleva por la fuerza a su casa, donde la viola mientras ella permanece inconsciente. Cuando la muchacha despierta, intenta violarla de nuevo, pero ella se resiste y le pide que mejor la mate de una vez. Sin jamás quitarse la capucha, el secuestrador sale un momento de la habitación y la muchacha aprovecha para memorizar lo que ve a su alrededor y robar un crucifijo de la pared. Al final, el líder de la banda se compadece de ella y la abandona en la calle. Una vez de vuelta con su familia, la adolescente insiste en presentar una denuncia ante las autoridades, pero sus padres la disuaden, convencidos de que la justicia jamás logrará detener al violador, mientras que ella será la única que deba cargar con la deshonra. La historia habría podido ocurrir en cualquier rincón de México.