Cosas que no te dije
Los fragmentos que componen este libro, una ensalada que va de lo superfluo a lo cotidiano sin evadir lo ridículo, buscan un diálogo consciente con la frivolidad -palabra proscrita-, hermana bastarda de la ligereza que recomendaba Calvino. "No soporto las mermeladas, la conciencia de clase y las telenovelas mexicanas. Soy cursi, periférica; me gusta que me pongan nombres en la cama", escribe Brenda Ríos y algo nos incita a creerle. Más que un confesionario, estos textos mínimos son la bitácora de una estudiante de sí misma, amazona apasionada obsesionada con sus misterios.
Rafael Toriz