Nunca más las olvidadas
Uno de los problemas más grandes de nuestro tiempo es comunicarnos adecuadamente. Todavía es más importante cuando se trata un tema tan delicado como la violencia de género. El entendimiento solamente es posible cuando todos los involucrados tienen la misma perspectiva de las cosas. Y, para lograrlo, es necesario estar en los zapatos de la parte más agraviada. La literatura siempre ha tenido el poder de acercarnos a esas perspectivas imposibles y permitirnos experimentar vicariamente otras realidades por medio de los protagonistas de las narraciones.
Los cuentos de Ana Saavedra logran brincar el obstáculo del entendimiento sin estridencias, con gran estilo y texturas espléndidamente logradas. Ubican al lector en una posición privilegiada para comprender que la violencia contra las mujeres es un asunto orgánico que no se puede compartamentalizar en cajas aisladas unas de las otras. La violencia es un filtro fijo en la existencia porque ocurre en un continuum que acompaña a las mujeres desde que amanece hasta que anochece.
La lectura de estas páginas plantea el reto de ver las cosas desde el punto de vista femenino, que ha tenido siempre que adaptarse al segundo plano en silencio. Las historias de este libro se hacen escuchar con claridad y dejarán al lector con muchas reflexiones valiosas sobre un tema que nos exige remover la venda de los ojos.