I left my coat in Paris
Escribir una novelita no siempre debe tener una carga reflexiva. Contar por contar es correcto.
Aprovechando la presentación de mis libros en España, me di un brinco a París. Departamento prestado desde el cual veía la Torre Eiffel. Gozando de una extraordinaria copa de vino, aquella primera noche, observando la ciudad, recordé la historia que una amiga en Nueva York me había contado.
Esta chica, mucho más joven que yo, en un lapso de queso y vino, me contó la siguiente historia: