Reseña

¿Quiénes habitan esos mundos nefológicos? ¿quiénes son aquellos que, como Rubén Darío dijo, interpretan las confidencias del viento, de la tierra, del mar…?
Los nefelibatas, sin preocuparse por lo convencional, viven en las nubes y solo aterrizan si la realidad les ofrece la posibilidad de materializar sus ilusiones.
Eso es “Nefelibata teatral” para Jessica Zermeño: la consumación de un sueño, que toma forma de libro para que más nefelibatas conozcan a estos personajes que a su vez, viven de sus fantasías y obsesiones.
En Tregua y Voyerista hay manías, ansiedades, fijaciones… ¿cosas de locos? ¿quién ostenta la autoridad para juzgar de loco a otro? Oscar de la Borbolla lo aclara con maestría en “Las vocales malditas”: Doctor, los locos sólo somos otro cosmos, con otros otoños, con otro sol. No somos lo morboso; sólo somos lo otro, lo no ortodoxo. Otro horóscopo nos tocó, otro polvo nos formó los ojos.
Un nefelibata no es bueno o malo, son las consecuencias de sus actos los que tienden la balanza
Ni más ni menos, la tercera de esta tríada, fluye entre el machismo disfrazado de encanto y la sumisión disfrazada de amor. El lobo disfrazado de oveja, la oveja enamorada del lobo. Nefelibatas golpeados por la realidad.
En “Nefelibata teatral”, Zermeño nos confirma que todos tenemos un poco de locura, todos somos un poco nefelibatas, porque la fantasía del teatro es la mejor ventana a la realidad.